Decía el gran Albert Einstein que “la mente es como un paracaídas: sólo funciona si se abre”. Al contrario que el paracaídas, una mente cerrada puede realizar perfectamente aquellos procesos de los que es responsable, aunque su potencial se ve drásticamente reducido. Se convierte en un conjunto inmenso de recursos que sólo pueden ser extraídos por un orificio del grosor de un cabello. En definitiva, es un desperdicio.
Para eludir este sabotaje del pensamiento, es de vital importancia que evites al máximo leer y entender las afirmaciones. Digamos que no deben pasar por tu mente consciente. No debes descifrar su significado. Y para ello está ese punto azul en el centro, para que desvíes ahí tu atención y distraigas a la mente consciente mientras el subconsciente capta y procesa las afirmaciones que, a base de repetirlas, van quedando grabadas como verdades.
Con el tiempo y, a medida que realices los ejercicios, notarás cómo tu mente consciente cada vez interfiere menos de forma negativa. Una vez el pensamiento deje de obstaculizar la autosugestión, entonces puedes perfectamente leer las afirmaciones y pensar en el beneficio que aportan a tu vida.
El ejercicio que te propongo a continuación, tiene como objetivo abrir la mente a la autosugestión. Se compone de 15 afirmaciones que se repiten a una cierta velocidad para no dar tiempo a tu pensamiento a descifrarlas y emitir un juicio de valor. Recuerda, no necesitas leerlas. A tu subconsciente le basta con una décima parte del tiempo para captarlas.
Ejercicio para abrir tu mente a la autosugestión
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Ejercicio para abrir la mente a la autosugestión |
Cómo realizar este ejercicio
Sitúate en una posición cómoda y relajada, a la distancia habitual de la pantalla, unos 50-60 centímetros. Concéntrate y realiza unas respiraciones profundas para relajarte. Cierra los ojos e imagina que en tu frente llevas una linterna frontal, similar a las que usan los mineros. Inicialmente ésta sólo alumbra hacia adelante, con un haz de luz muy estrecho. Abre los ojos e intenta alumbrar con tu foco el punto central del ejercicio. Una vez hagas coincidir el haz de luz con el punto central, imagina que éste se va ensanchando y cada vez eres capaz de iluminar una superficie mayor. Ilumina primero toda la pantalla y después llega hasta los confines de tu campo visual. Una vez allí, intenta imaginar que tu linterna es una esfera que ilumina toda la habitación.
Realiza el ejercicio de esta manera durante 2-3 minutos, siempre sin perder de vista el punto central. Después descansa la vista durante 1 minuto y vuelve a hacerlo. También puedes llevarlo a cabo de forma pasiva, sin imaginar el foco, aunque el esfuerzo de concentración que supone la imaginación te facilitará mantener la atención durante un mayor espacio de tiempo.
Para finalizar, simplemente comentar que este ejercicio tiene como objetivo favorecer que la mente acoja la autosugestión como algo beneficioso. Normalmente, al enfrentarnos a nuestros peores hábitos, encontramos resistencia en forma de pensamientos negativos y es precisamente esa resistencia la que vamos a vencer mediante este ejercicio. Si, por el contrario, tu pensamiento te deja en paz durante la autosugestión y no obstaculiza tus ejercicios, puedes utilizar éste como refuerzo de los que realices.